9 Todos a su muerte se ciñeron la diadema y sus hijos después de
ellos durante largos años; y multiplicaron los males sobre la tierra.
10 De ellos surgió un renuevo pecador, Antíoco Epífanes, hijo del rey
Antíoco, que había estado como rehén en Roma. Subió al trono el año 137
del imperio de los griegos.
11 En aquellos días surgieron de Israel unos hijos rebeldes que
sedujeron a muchos diciendo: «Vamos, concertemos alianza con los
pueblos que nos rodean, porque desde que nos separamos de ellos, nos han
sobrevenido muchos males.»
12 Estas palabras parecieron bien a sus ojos,
13 y algunos del pueblo se apresuraron a acudir donde el rey y
obtuvieron de él autorización para seguir las costumbres de los gentiles.
14 En consecuencia, levantaron en Jerusalén un gimnasio al uso de
los paganos,
15 rehicieron sus prepucios, renegaron de la alianza santa para atarse
al yugo de los gentiles, y se vendieron para obrar el mal.
16 Antíoco, una vez asentado en el reino, concibió el proyecto de
reinar sobre el país de Egipto para ser rey de ambos reinos.
17 Con un fuerte ejército, con carros, elefantes, (jinetes) y numerosa
flota, entró en Egipto
18 y trabó batalla con el rey de Egipto, Tolomeo. Tolomeo rehuyó su
presencia y huyó; muchos cayeron heridos.
19 Ocuparon las ciudades fuertes de Egipto y Antíoco se alzó con los
despojos del país.
20 El año 143, después de vencer a Egipto, emprendió el camino de
regreso. Subió contra Israel y llegó a Jerusalén con un fuerte ejército.
21 Entró con insolencia en el santuario y se llevó el altar de oro, el
candelabro de la luz con todos sus accesorios,